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Poder femenino a través de la Moda

Muchas mujeres no reconocemos la importancia de nuestro papel en el mundo porque en medio de la rutina sentimos que estamos llenas de deberes por cumplir. Millones de mujeres en el mundo, a diario, logran sus sueños y empiezan a buscar la manera de cumplir otros. Por estas mujeres luchadoras, maravillosas, inteligentes y hermosas, queremos hacer un homenaje a las que, por medio de la moda, nos permitieron dar voz a nuestras ideas y plasmar nuestros sueños.

La moda no es un tema banal ni ajeno a la historia; de hecho, la moda nos recuerda constantemente, lo qué ha vivido la humanidad en los diferentes momentos en los que el mundo a sufrido algún cambio de pensamiento, alguna guerra, cuando ha querido manifestarse o mostrar su posición sobre algún tema. Cuando entendemos esto, nos damos cuenta de que la moda es una construcción histórica llena de acontecimientos que crean las tendencias que usamos.

Parte de esta construcción histórica se ha visto representada por la mujer, y las transformaciones que ha vivido desde décadas atrás, entendiendo la importancia de su feminidad como una fortaleza y nunca más como una debilidad.

Teniendo esto en cuenta, vamos a hacer un pequeño recorrido por los diferentes momentos de la historia de la moda, en la que las mujeres tuvieron un papel vital en los cambios que el mundo adaptó como tendencias.

Empezamos en 1909 cuando, llega la idea de una nueva figura en la que la mujer se libera del Corsé y tiene una forma cilíndrica libre de ataduras, quitando la figura de S y haciéndola más natural. Ya esto era un gran cambio para las mujeres que se veían obligadas a mantener cuerpos extremadamente formados. Años después, en 1914, por la 1ra Guerra Mundial, aparecen las “Working Girls”, mujeres que toman el mando de las fábricas y trabajos de sus esposos y asumen la indumentaria necesaria para trabajar en estos lugares mientras los hombres van a la guerra. En este momento las mujeres asumen otro papel diferente al que estaban acostumbradas, pero empieza una conciencia de igualdad y la necesidad del reconocimiento de derechos femeninos y por esto, en 1911 las suffragettes, las mujeres que buscaban la participación política, piensan de manera estratégica que chocar totalmente con el concepto de mujer feminina podía ser perjudicial para lograr su objetivo; en cambio, siguieron con su papel de mujeres delicadas, pero que tenían un fuerte objetivo en el que la moda les ayudó cuando popularizó los colores con los que llevaban su voz de lucha. Todas las mujeres que apoyaban la noción de igualdad usaban verde, morado y blanco.

Luego, aparece la representante más fuerte e importante en cuanto a moda feminista; Coco Chanel en 1918. La diseñadora, con un ideal absolutamente innovador y transgresor del imaginario de mujer de la época, abre camino a la independencia, la libertad de movimiento y a la naturalidad. La polémica diseñadora, implementó las prendas masculinas dentro de sus diseños y sus propios outfits; pantalones ceñidos en las pantorrillas, tobillos desnudos, camisas de cuello, colores oscuros y tejidos de prendas masculinas eran parte de sus creaciones, dándole a la mujer un papel diferente. La diseñadora redujo también los tocados haciendo la figura femenina más sencilla y natural.


Por la misma época, otra diseñadora francesa, Madeleine Vionnet, hizo una revolución en la silueta femenina, pero contrario a Chanel que buscaba hacer un cuerpo unisex, Vionnet pensó en resaltar la figura femenina creando en corte Biés con el que sin costuras o cierres, ceñía al cuerpo los vestidos dejando en evidencia las curvas. La famosa diseñadora Vionnet fue una de las primeras en garantizar que sus trabajadoras tuvieran un trabajo digno con derecho a la educación, salud, descansos, etc.

Los 20’s, después de la devastadora guerra, aparecen las Flappers, mostrando una nueva etapa en la que las mujeres se muestran rebeldes, transgresoras e independientes. Popularizan las prendas holgadas que desdibujan el cuerpo femenino, tal vez un poco influenciadas por la ideología de Chanel, pero esta vez, incluyen no solo prendas, sino complementos masculinos como sombreros, bastones, fuman en público y cortan su cabello como muestra de rebeldía.

En 1932, gracias a la actriz y sex simbol de la época, Marlene Dietrich, el uso de pantalones y del esmoquin para las mujeres se volvió tendencia después de que en una de sus películas, vistiera con un traje masculino sus curvas. Las mujeres de la época enloquecieron con esta nueva tendencia que reafirmaba la necesidad de cambios en las mujeres. Pero en la misma década, a finales, las piernas también cobraron gran protagonismo y empezaron a tener fuerza y poder, ya que no solo pensaban que vistiendo prendas de hombre podían protestar, vieron que, aunque obligadas por la recesión y la 2da Guerra Mundial, ellas podían su poder femenino con faldas más cortas.

Después de la Guerra, se popularizaron materiales y prendas de trabajo como el Denim y los monos en Drill, por esto, la industria de la moda vio la necesidad de darle a la mujer prendas que duraran más tiempo y fueran muy cómodas; por esto en 1950, Marilyn Monroe Mezcla la feminidad con nuevas texturas como el Jean, mostrando una mujer más arriesgada, juvenil y que prefiere la comodidad.

Desde aquí, los diseñadores han mostrado este ideal desde muchos ángulos pero siempre resaltando el poder femenino. Llegan los 60’s con la necesidad de hacer una liberación total de los estigmas de la sociedad y de las reglas impuestas, con este nuevo pensamiento se introducen las minifaldas buscando la liberación sexual propiciado este nuevo pensamiento por la diseñadora Mary Quant.

Los excéntricos 80’s se dividieron en dos etapas. En la primera parte y una de las más relevantes, aparece la imagen de una mujer poderosa, que no solamente tiene participación política, sino que también hace parte de puestos públicos y cargos gerenciales, aparece el Power Dressing dándole a la mujer una imagen profesional con prendas sobrias y que transmiten autoridad; al mismo tiempo, la mujer experimenta la feminidad fuera de su trabajo con prendas muy ceñidas de texturas como el Spandex o Nylon con las que recuerdan sus curvas.

Desde aquí, los diseñadores han mostrado este ideal desde muchos ángulos pero siempre resaltando el poder femenino. Llegan los 60’s con la necesidad de hacer una liberación total de los estigmas de la sociedad y de las reglas impuestas, con este nuevo pensamiento se introducen las minifaldas buscando la liberación sexual propiciado este nuevo pensamiento por la diseñadora Mary Quant.


Los excéntricos 80’s se dividieron en dos etapas. En la primera parte y una de las más relevantes, aparece la imagen de una mujer poderosa, que no solamente tiene participación política, sino que también hace parte de puestos públicos y cargos gerenciales, aparece el Power Dressing dándole a la mujer una imagen profesional con prendas sobrias y que transmiten autoridad; al mismo tiempo, la mujer experimenta la feminidad fuera de su trabajo con prendas muy ceñidas de texturas como el Spandex o Nylon con las que recuerdan sus curvas.

Desde el 2018, vimos cómo el cuerpo femenino volvió a aparecer con figuras ceñidas con cinturones, faldas cortas, telas fluidas y curvas, muchas curvas. La feminidad vuelve con otro significado, con una voz de victoria en la que después de muchas décadas de luchas y peleas por derechos, formas, imaginarios y cánones, las mujeres respiramos nuestra esencia y libertad de pensamiento, vistiendo sin cánones las curvas que aparecen nuevamente en las calles del mundo.

¡Feliz día de la mujer!

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